3. De carne y hueso.
El timbre sonó y yo salí disparada a abrir la puerta. Casi me resbalo en las gradas por el agua, seguía lloviendo. Lo primero que encontré al abrir la puerta fue a una Stefany Pérez empapada de pies a cabeza y visiblemente indignada.
-Espero que tengas una muy buena razón para hacerme venir aquí a las seis cuarenta y cinco de la tarde de un sábado en plena lluvia.-
-Pues, sí… sí la tengo…- sin poder evitarlo se me escapó una risita. Rayos, ¡Siempre que estaba nerviosa me reía! ¡Era algo muy irritante para mí! –mana… vas a amarme…-
-Mana, ya te amo.- dijo poniendo los ojos en blanco.
-Aww…- dije conmovida.- Pero bueno, tienes que ir a mi baño. He decidido que es la mejor manera de que me creas, que lo veas por ti misma.-
-¿Creerte…?- arqueó una ceja y se interrumpió a mitad de oración para cambiar de tema súbitamente.- Mana, si me has hecho venir aquí sólo para que vea tu baño te mato. ¡Tengo mi propio baño en casa!-
Estallé en carcajadas.
-No, mana.- negué con la cabeza y la cogí del brazo para obligarla a entrar a la casa y a que me acompañara hasta el baño.- Tu baño no tiene lo mismo que el mío, confía en mí.- no podía dejar de reír, la situación era tan divertida, y mis risas no ayudaban en nada, sólo hacían que Tefa me tomara cada vez menos en serio. Tenía que controlarme.
-Si lo que mi baño no tiene es a tu hermano bañándose, prefiero no verlo.- dijo asustada. En otra ocasión le habría mandado una mirada asesina ante un comentario tan tonto, pero en este momento sólo sirvió para hacerme reír de nuevo cuando ya había logrado controlarme hace apenas tres segundos.
-No es mi hermano el que se está bañando, pero si no quieres ver…- empecé a decir como quién no quiere la cosa. Abrió los ojos como platos y me miró asustada.
-¡No quiero ver a nadie bañándose! Mana, ¡Dime ya de una vez qué rayos pasa!-
-No puedo decirte…-
-¿Por qué?-
-Porque no vas a creerme.-
-¿Cómo sabes que no te creeré?-
-¡Porque es algo imposible! ¡Yo aún no termino de creérmelo!-
-No me importa, dímelo.-
-No, yo…- me quedé callada al ver como sus ojos se habían desviado y ahora estaban fijos en la ropa que estaba colgada sobre las sillas del comedor (la había puesto ahí con la esperanza de que se secase, pues si las colgaba afuera lo único que harían sería mojarse más), una camiseta gris, un par de jeans, unas zapatillas colocadas cuidadosamente debajo de una silla y, finalmente, una casaca de cuero negra.
-¿De quién es esa ropa? Estoy completamente segura de que esa ropa no le queda a tu hermano y definitivamente ese no es el estilo de tu papá.-entonces pareció darse cuenta de algo y regresó a mirarme de nuevo con una expresión de miedo y sorpresa.- ¿Qué has hecho y con…? ¡¿Quién está en la ducha?!- gritó.
-Shh…- la callé para que no hiciera tanto escándalo.- No pienses mal, pervertida.- mi comentario era en juego pero al parecer a ella le molestó mucho porque de un momento a otro explotó.
-¡María Claudia García Calopiña! ¡Si no me dices en este mismo instante qué está pasando te juro que me molestaré contigo de por vida! ¡No te hablaré y es más… ni si quiera…!-
-¡TOBY CAVANAUGH ESTÁ EN MI BAÑO!- grité yo también, ya harta de esta boba situación.
Ninguna de las dos se movió ni dijo nada por los próximos 50 segundos. Mi mejor amiga estaba paralizada, shockeada, sin saber qué pensar. Todo un torrente de emociones pasó por su rostro. Lo que pasó después me tomó completamente por sorpresa. De la nada mi mejor amiga estalló en risas estridentes que resonaron por toda la casa.
-¡Casi me das un infarto, oye! Si este fue un intento de vengarte por todos los mini infartos que te he venido causando hasta ahora, te advierto que no fue gracioso. Aunque viéndolo desde cierto punto de vista… si es gracioso. Nacos, mana, ponte seria ya de una vez.-
No me tomó mucho comprender que no me creía nada de lo que había dicho.
-Stefany.- la llamé por su nombre completo en un intento de que así viera la seriedad del asunto.- No estaba jugando. En serio.-
-Mana, él no existe. Duele mucho que no lo haga, pero es la triste realidad. Toby Cavanaugh no existe y mucho menos está en tu baño tomando una refrescante ducha.-
-De hecho, no es una refrescante ducha. Le puse agua caliente y le dije que se bañara para que no se resfriara porque estuvimos bajo la lluvia mucho rato y además, para que diera un poco de tiempo a que su ropa se secara.- le dió un tic en la ceja.
-Mana, deja de hablar estupideces. Él no es rea…-
-Oí gritos, ¿Está… todo… eh… bien?- Tefa se quedó paralizada, y con toda razón, a mí también casi me da un infarto. Toby había salido del baño (bueno, sólo la mitad de su cuerpo) estando cubierto sólo por una pequeña toalla.
-Oh… dios… mío…- balbuceó Tefa y eso fue lo último que dijo por al menos media hora.
Media hora fue el tiempo aproximado que estuvimos tratando, Toby y yo, de despertarla de su estado catatónico pero nada… no reaccionaba y yo ya empezaba a preocuparme.
-Tafé, ¡Por favor, despierta!- pedí empezando a sacudirla salvajemente por los hombros como último recurso y milagrosamente funcionó.
Reaccionó. Y el grito que soltó casi me revienta el tímpano literalmente. Grito algo tan rápido que ninguno de los dos que aún quedábamos cuerdos pudimos entenderle y, sin que hubiera forma alguna de predecirlo, se lanzó sobre el pobre muchacho gringo tirándolo al piso de un golpe.
-¡Stefany! ¡Toby! ¡Cuidado! ¡Dios santo! ¡¿Dónde ha ido a parar la toalla?! ¡NO MIRES!-
-Júrame que es real…- rogó, alucinada.
-Lo es, mana.- le respondí yo.
-Es… pero… no entiendo… ¿Cómo…?-
-Yo tampoco lo sé. Supongo que fue la pestaña.-
Se giró de repente, sobresaltada, para mirarme directamente a los ojos.
-¿Pediste que Toby fuera real?- preguntó, sorprendidísima. Me reí.
-No sólo él, también los merodeadores. Fue un deseo estúpido, ni si quiera imaginé que esto pudiera pasar. Es decir, se supone que es imposible pero… ¡Ya lo ves! ¡Está aquí! ¡De carne y hueso! Yo no lo conocía, ¿Recuerdas? Cuando lo encontré… lo último que me podría haber imaginado es que era él… sin embargo, ¡Sí lo era! ¡Toby Cavanaugh! ¡De carne y hueso!- repetí alzando los brazos para gesticular mi sorpresa.
-Pero… si él está aquí… significa que los moderadores…-
-Merodeadores.- le corregí al tiempo que le lanzaba una miradita asesina.
-Ay, lo siento.- se disculpó dramáticamente. Reí.- Bueno, “ellos”… si Toby está aquí, ¡Significa que ellos también!-
-Sí…- murmuré con la mirada perdida en un rincón de mi patio.
Nos encontrábamos en la puerta de la sala siendo resguardadas de la lluvia por un techito que a la vez era el balcón en el segundo piso. Seguía lloviendo, contra todo pronóstico. Habíamos dejado a Toby en el cuarto de servicio viendo televisión, aún en toalla, esperando a que sus ropas terminaran de secarse. Después del incidente de hará unos cuarenta minutos, se había mostrado más tímido de lo normal con mi mejor amiga. Conmigo no, por suerte. Supongo que porque yo lo había salvado de quedarse allá afuera en pleno aguacero y que, además, le había prometido ayudarlo en todo lo que pudiera ser útil, sobre todo para hallar una explicación coherente al hecho de que se hubiera aparecido de la nada en una ciudad y un país totalmente desconocidos (Puede que incluso una dimensión desconocida también).
Aunque yo ya me lo imaginaba. Es decir, era la única respuesta lógica. Y bueno, tampoco es que fuera tan lógica.
-¿A ellos aún no los has encontrado?-me preguntó Tefa. Negué con la cabeza. -¿Dónde crees que estén?-
-No lo sé. En algún lugar en todo ese aguacero. Me preocupa que se estén mojando, yo tengo la culpa. Yo los traje.-
-Bueno, veamos en lado bueno de este asunto.-
-¿Cuál?-
-Que, bueno, tu deseo se cumplió: los tienes aquí. Son… reales. Ya no son sólo tinta y papel, ahora son seres humanos.-
-Que están lejos de su hogar. ¿Qué voy a hacer? ¿Dónde rayos se va a quedar Toby? ¡No puede dormir aquí pero tampoco puedo mandarlo a la calle!- me mordí el labio, preocupada.- Y dudo mucho que tu mamá lo quiera alojar en tu casa.-
-Ni hablar, me mata.- me confirmó mi amiga.- Por cierto, ¿Tus papás dónde andan? ¿Y tus hermanos?-
-Se fueron al cine hace ya dos horas pero antes de que llegaras mi mamá me llamó para decirme que se iban a pasar por la casa de mi abuelita y que quizás no llegaran hasta muy tarde.- le expliqué sin mirarla, ahora mi vista estaba fija en las gotas de lluvia que caían del cielo y se estampaban contra el suelo.
-Vaya, eso sí que es un golpe de suerte…- murmuró. Y luego, de la nada, se puso en pie y exclamó.- ¡Un golpe de suerte! ¡Eso es!-
-¿Eso es qué?- pregunté, confundida.
-¡Kathy se ha ido de viaje con la Gabrie-loca y ha dejado la casa sola!- yo también me puse de pie.
-¡Dime que tienes la llave!- me hizo una seña con el dedo para que me esperara sólo un segundo, rebuscó en su bolsillo y finalmente sacó el reluciente llaverito con un juego de llaves colgando de él.- ¡Mana, eres lo máximo!- exclamé, abrazándola. -¿Cuánto tiempo se ha ido de viaje?- pregunté cuando la solté.
-Regresa el martes. Y se supone que en todos estos días yo debo ir a revisar que la casa siga completa y a regar las plantas. ¡Por eso tengo la llave! ¡Nadie más entrará!-
-¿Kathy tiene plantas?- pregunté, extrañada. Rodó los ojos.
-Mana, eso es lo de menos. ¡El punto es que ya tenemos asilo hasta el martes!-
-¿Asilo?- preguntó Toby apareciendo a nuestro lado ya completamente vestido. Vaya, habíamos estado tan distraídas que ni si quiera le habíamos notado llegar.
Al verlo, la Tafé se puso rojísima y él, por su parte, también se ruborizó. Yo sólo me reí ante esa reacción. Era normal. Es decir, la loca de la Tafé había perdido el control, se había lanzado sobre él sin pensar que podría ocurrir un accidente al estar sólo en toalla y, ya se imaginan, ¡Le había visto desnudo!
-Sí, ya tienes dónde quedarte. Porque no puedes quedarte en mi casa. Mis papás no me creerían el que…-entonces me quedé callada al ver que estaba hablando demasiado. Vamos, no podía decirle al chico que en este mundo en el que ahora estaba él no era más que un personaje ficticio de una novela y una serie de televisión de dos temporadas que pasaban en Boomerang.-… que te encontré de la nada y que… no recuerdas cómo llegaste. Quiero decir, no van a creerme…. Yo…- rayos, lo estaba arruinando.
-Mi tía está de viaje y si quieres te puedo prestar la casa para que te quedes hasta que hallemos respuestas.- Tefa intervino, tragándose su vergüenza, para salvar la situación.
-Oh, vaya, genial. Gracias.- murmuró él.
-¡Pues bien! ¡Vamos a instalarlo antes de que regresen tus papás, mana! – Dijo la Tafé empezando a caminar hacia la puerta que daba a la calle.- Lo bueno es que la casa es grande. Por lo que entrarán también tus demás invitados, lo moderadores.-
-Merodeadores.- corregí de nuevo. Ella me ignoró y siguió hablando.-
-Así que ahora solo tienes que encontra…- abrió la puerta y se quedó paralizada al igual que yo.-…rlos.- terminó de decir.
Esta vez fui yo la que entró en shock y es que, ahí, en el techito que cubría mi puerta principal, del otro lado de la puerta, estaban resguardándose de la lluvia una pandilla conformada por cuatro chicos.
-Bueno, eso fue rápido.- comentó mi hermana.
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Jeje. ¿Qué tal les ha parecido?
Esta vez no me demoré tanto, eh e.e'
Espero me llenen de felicitaciones con sus lindos comentarios jijii ;3
Vocabulary Express:
*Mana: diminutivo de "hermana".
Esta vez no me demoré tanto, eh e.e'
Espero me llenen de felicitaciones con sus lindos comentarios jijii ;3
Vocabulary Express:
*Mana: diminutivo de "hermana".
-Xoxo